EL DESVARÍO DE LUÍS BRITO GARCÍA: EL ILUSIONISMO PEQUEÑOBURGUÉS
Armiche Padrón,
Responsable de la Escuela de Cuadros
del Comité Central "Olga Luzardo" del PCV,
Armiche Padrón |
Sobre
los BRICS, Lula y Nicolás nació un discurso oficial desde Miraflores, de seguro
muy pronto dictaminado por el TSJ como verdad única e inapelable, que mantiene
la tradición de no superar la gestión de las crisis sin apelar al enemigo externo (llámese imperialismo, guerra
económica, traidores, células terroristas, incluso iguanas…, o Lula), sin que
medie, de alguna manera, rastros de una autocrítica que permita asumir de manera
integral las situaciones. La soberbia, en este caso, define parte de la
naturaleza de la dirección política incrustada en Miraflores.
Una
de las dolencias actuales de la “opinión experta”, de la “reflexión
profesional” y de la “opiniología” descansa en que se gestionan los análisis con base en el uso de conceptos abstractos a falta de fundamentación científica y
argumentos abriendo trochas a la especulación subjetiva y que siempre recaen en
los individuos, como si los fenómenos sociales dependiesen de una persona y no de
las relaciones sociales que los germinan.
Hablar
de Lula pasa por entender lo que es Brasil y sus particularidades con el resto
de América Latina, y entender que hablamos de una sociedad con una de las
burguesías autóctonas más avanzadas de la región (por ejemplo fueron los únicos
que lograron avanzar en todo el continente más allá de las primeras fases de la
industrialización auspiciada por las multinacionales y la CEPAL en el s.XX) y
una de las pocas con un “proyecto nacional” sobre el cual llevan décadas trabajando.
Plantear, en este contexto, que Lula llegó a la presidencia para contrarrestar
o enfrentar al capitalismo no pasa de ser un desliz infantil con el cual se
aspira a ver a los Correa, los Nicolás, las Christinas, los Evos como líderes
revolucionarios y anticapitalistas, cuando la realidad demuestra que solo
aparecen en la escena con la firme intención de gestionar, administrar,
viabilizar, endulzar y profundizar el capitalismo en nuestra región. Apelando a
la cita de Theotonio Dos Santos que emplea LBG; la misma sirve no solo para
describir a Lula, sino a todos los gobiernos “progresistas” (socialdemócratas)
de la región que no pasan de una estrategia de redistribución de las rentas,
sobre los rieles de las políticas neoliberales que dominan en este ciclo del
capitalismo. La gestión institucional de la administración pública de estos
gobiernos progresistas posee el disfraz de la prédica socialista, pero apuntan
en concreto a la restauración de pactos sociales que pretenden la conciliación
de clases inspirados en un moribundo Estado de Bienestar socialdemócrata. ¿Su
objetivo?: impedir que las masas trabajadoras de la ciudad y del campo asuman
conscientemente su papel de liderazgo revolucionario y anticapitalista.
El problema de Venezuela es que desentona en los BRICS al mostrar su incapacidad para idear un plan de industrialización que soporte la línea estratégica de los BRICS; además es un país que promueve, en su carácter rentista-parasitario, la especulación financiera del $ como sustento del sistema, y con el cual los BRICS desarrollan un pulso también estratégico. Pero lo más importante, el Gobierno de Nicolás y de la burguesía que lo acompaña (Fedecamaras y Fedeindustria) han demostrado como conserjes de la administración pública ser unos ineptos, y bribones, incluso dentro de los parámetros de la moral liberal. Estos elementos permiten entender el porqué del veto, que debió ser consensuado, para impedir el ingreso de Venezuela, pero no el de una economía en peor estado (Cuba) o que arrastra problemas de legitimación más graves (Nicaragua).
LBG
en su intento por caracterizar a Lula como un oportunista que juega entre los
dos polos dominantes organizados del capitalismo (BRICS y G20), hizo el favor
de describir el oportunismo de Nicolás Maduro, que permite a Chevrón el control
de la industria petrolera y que pretende que Rusia y China alimenten con
recursos sus necesidades de alimentar la economía ilegal con que se mantienen
en el poder.
El
ilusionismo de algunos intelectuales, de seguir viendo revolucionarios en
gobiernos de mediocre tino
socialdemócrata, los lleva por el camino de la incomprensión de lo que sucede
en la realidad concreta.