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sábado, 8 de agosto de 2020

Parábolas del siglo XXI

Luis Britto García,
En: El Especulador Precoz,
7-8-2020, pág. 3.

Dr. Luis Britto García.
PARÁBOLA DEL SISTEMA MIXTO

En aquellos días el granjero conciliador inventó el gallinero mixto en el cual la mitad de los animales eran gallinas y la otra mitad zorros. A la semana, en el gallinero solo quedaban zorros, y se comieron al granjero.

PARÁBOLA DEL DISCÍPULO OFICIOSO

El discípulo más oficioso se dedicó a apagar todas las luces de Tierra Santa, para que ninguna brillara ante el Maestro tanto como la suya.

Y al final de la jornada descansó en la oscuridad, creyendo que había extinguido todas las luces sin saber que solo se había quedado ciego.

PARÁBOLA DEL CRISTIANISMO SIN CRISTO

Sucedió en aquellos días que los discípulos estaban sumamente contentos por la gran cantidad de limosnas que recibían de los creyentes y sumamente molestos porque el Maestro les mandaba distribuirlas a los pobres. Así descubrieron que lo único malo que tenía el cristianismo era Cristo, nada que no se pudiera arreglar con tres clavos y dos palos.

PARÁBOLA DEL BECERRO DE ORO

Ocurrió que de día muchos seguían al Maestro elogiando la pobreza, mas de noche se perdían en los casinos de Babilonia para adorar al becerro de oro ostentando diademas, prendas de firma y prepotentes carrozas de lujo, mientras los fieles discípulos trabajaban en el desierto por menos del salario mínimo, sin nombramiento ni contrato ni estabilidad laboral y padecían desabastecimiento. Y cuando los adoradores del becerro de oro ofrecieron el Reino de los Cielos, encontraron que los fieles discípulos tomaban el Reino de la Tierra.

PARÁBOLA DE LA OTRA MEJILLA

Y desde el sanedrín los fariseos divulgaron calumnias terribles contra los creyentes, escondieron el pan para que faltara, mandaron sayones para prender al Hijo del Hombre y exterminar a cuantos en él creyeran incendiando las casas donde se refugiaran. Mas hete aquí que un creyente pretendió defenderse, y reprocháronle: ¿No ha dicho el Maestro que a quien le pegue en el rostro, él pondrá la otra mejilla? Y respondió el que se defendía: Es que cada vez que al Maestro le pegan en una mejilla, la otra que pone es la nuestra.

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