Lo Más Reciente

miércoles, 27 de abril de 2022

EL DESTINO DE LA UNIVERSIDAD VENEZOLANA

Armiche Padrón,
Partido Comunista de Venezuela (PCV),
27-4-2022.

  

Si algo marca el ideario que

Armiche Padrón.
existe en Miraflores sobre el papel de la Educación Superior, lo encontramos en algún cuarto donde se mezclan las imágenes de Sathya Sai Baba con las de José Gregorio Hernández, así como las obras completas de Nietzsche con las de Trotsky. Y es que el eclecticismo místico-religioso conduce al desarrollo de una concepción idealista tan superlativa y “democrática” que no demora en dar paso a cualquier manifestación religiosa que provenga de los "ancestros andinos", de los depósitos evangelistas del Departamento de Estado o de los monasterios vaticanos.

 

Ese idealismo trasciende las consignas inventadas ante cualquier evento (social, político, económico o natural) y debe dar paso a políticas que legitimen ese eclecticismo basado en el irracionalismo; el mismo que en algún momento Lukács denominó como la corriente ideológica más reaccionaria del Imperialismo. Un irracionalismo que supo insertarse en el código binario de los lenguajes informáticos, que se adaptó a los formatos propagandísticos de las nuevas formas de comunicación digitales, que aprovecha los deslices de la monolítica Real Academia para reconfigurar nuevos conceptos (posmodernos, eso sí) que hacen de la delicia de quienes se empeñan en vivir en la nueva era: aquella que describía Stanley Kubrick en 2001: Odisea en el Espacio y donde el monolito termina siendo... ¡Oh, que gran descubrimiento! La mercancía.

 

Pero dejemos los recuerdos infantiles (La película es de 1968, por si acaso), y volvamos a Miraflores. En el Palacio existe el gran dilema del ¿Qué hacer? ante un mundo tan complejo y convulsionado donde se debe innovar. Esas innovaciones son tan múltiples como folklóricas y desacertadas.

 

En esa búsqueda se termina apelando a la última moda del revisionismo y del irracionalismo: la decolonialidad. Suerte de último grito aborigen de moda que aplasta el eurocentrismo, el patriarcado y todos los pecados originarios, pero que se construyó en los recintos académicos anglosajones y que posee niveles de concreción en Miraflores a través de dos de sus principales gurúes: Ernest Laclau y Ramón Grosfoguel, este último, suerte de administrador de las franquicias “Escuela Decolonial” que en nuestro país ensalzan la obra del místico y racista, Don Juan José Bautista.

 

Para llegar a este punto, en el que la decolonialidad y el “nuevo” Bloque Histórico (no el de Gramsci) se imponen, se pasó por fases previas que inician a principios de siglo cuando la Universidad venezolana era “chavista” en líneas generales y veían sus profesores cobrar sus deudas, cuando se saludaba el nacimiento de nuevas universidades y se estimulaba el salto tecnológico necesario…; sin embargo, y de manera progresiva, el mundo universitario advirtió que la Misión Alma Mater se superponía a las universidades autónomas, y el “chavismo” universitario daba paso al “fascismo” por dos factores: (1) el desmantelamiento de sus liderazgos naturales por medio del clientelismo y, (2) el abandono presupuestario, que se levantaban sobre el ideario pequeñoburgués, inestable, del mundo universitario.

 

Mientras, entre la “guerra económica” y una política tan trágica como ineficiente (para los intereses de las masas trabajadoras), la infraestructura universitaria fue objetivo de las mafias del desvalijamiento, bajo la mirada cómplice del Estado venezolano (desde el Gobierno Nacional hasta la última alcaldía, pasando por la Fiscalía y la Contraloría); la fuga de científicos y docentes se transformó en una estampida sin control, la tercerización de la fuerza laboral es rutina y la matrícula estudiantil cae en sus históricos.

 

Esta construcción, consciente y planificada, de la desertificación universitaria fue la única vía que se consiguió para transformar una universidad donde ya no existen fuerzas antagónicas (ni infraestructura, ni servicios) que se opongan a cualquier conjunto de cambios que se deseen realizar. Bastaría con revisar el perfil de los egresados, su relacionamiento con el aparato productivo (que, ciertamente, está a niveles más precarios que los de Siria, Libia o Ucrania) para entender que esta “apuesta” consciente en términos de educación universitaria, y conducida por la máxima robinsoniana de ¡inventamos o erramos!, ha fracasado estrepitosamente para los intereses de las mayorías trabajadoras, para el “interés nacional”, pero fortalece y favorece los intereses de la burguesía parasitaria, de sus amos en las transnacionales y sienta las bases para el nuevo papel que nos toca vivir en el sistema capitalista.

 

El colapso del “orden mundial”, es decir, la profunda crisis que atraviesa el capitalismo y la democracia burguesa, depara a Venezuela dejar de formar profesionales con un alto grado de especialización en la reproducción de tecnologías foráneas. De lo que se trata ahora es de preparar técnicos (el grado “universitario” es lo de menos) capaces de operar las nuevas tecnologías, mientras en sus centros de creación y producción (las transnacionales) se configuran los dispositivos virtuales para atender sus fallas estructurales.

 

El cambio universitario está en marcha. Todos los aparatos del Estado vienen de forma paulatina, pero de manera planificada, trabajando para recrear una nueva Universidad acoplada a las operaciones productivas esenciales. Ya se ha planteado oficialmente la eliminación de las “estructuras eurocéntricas y patriarcales” que se expresaban en Facultades, Escuelas, Departamentos en torno a áreas de conocimiento: ahora se habla de estructuras en función de problemas concretos. Se ha avanzado con la sustitución plena de todo un conjunto de generaciones “formadas en el eurocentrismo y el malvado modernismo patriarcal”, donde los profesores que no se han ido están por jubilarse o les aplicarán jubilaciones especiales con el argumento de la “guerra económica”, para lograr el cambio generacional, que ni Mao con su revolución Cultural, ni Pol Pot hubieran llegado a soñar. Igual aplicará a esos empleados y obreros nacidos con el vetusto y anticuado criterio de clase que los llevaba a sindicalizarse o gremializarse…

 

Los esbozos del movimiento horizontalista de los 80' donde Jorge Rodríguez y Tareck El Aisami se desgañitaban, encuentran fecundidad desde Miraflores y el Tesoro Público. La traición tiene también patas cortas, pero debemos reconocer que ha sido constante en su tarea.        

 

      

 

 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario