Armiche Padrón. |
Si algo predomina en el discurso actual del burocratismo oficialista, que en nada se distingue del opositor de derecha, es que se sienten libres de las teorías por lo que empalagan sus palabras en base de que, “nadie posee la verdad” y a partir de ahí lo único que puede pasar es el hablar para no decir nada.
Y esta es la dinámica de los últimos años, donde en materia económica apuntamos por esta rendija, otras veces por aquella; ayer maldecíamos al dólar mercenario para hoy alabarlo porque permite nuestra recuperación; de a ratos somos antiimperialistas, pero también negociamos con ellos por limosnas…; en fin, que el eclecticismo (esa “cualidad” para reunir valores, ideas y teorías inconexas) con que nacen los socialistas bolivarianos, resulta ser la “base espiritual” del oportunismo radical desatado por los Maduro, las Flores y los Rodríguez entre muchos en este peregrinar por el “socialismo nuestro” (de ellos, léase bien).
Y llegados al 2022 y al V Congreso se mantienen los mismos principios: se convoca a la votación de base, pero la Dirección Nacional mantiene sus derechos de pernada y de cooptación, de lo cual dieron grandes muestras en las últimas primarias. Pero la más llamativa son las tres condiciones en que asume la actual Dirección Nacional este Congreso:
En primer lugar, siguen sin idea de cuál es el objetivo final de su quehacer político. Necesitan mantener los clisés de “socialismo bolivariano” y “democracia participativa” cuando no cambian las relaciones de producción capitalista existentes, cada día abonan más a la crisis moral interna (ya nacionalizada), son incapaces de unificar la América Latina como otrora y cambian el Plan de la Patria cada vez que algún asesor aparece con una “idea novedosa”; mientras mantienen el discurso originario, desarrollan un conjunto de medidas que hacen de Carlos Andrés y Rafael Caldera dos párvulos de la política neoliberal.
En segundo lugar, al estar en esta disyuntiva “socialismo”-neoliberalismo, la actual Dirección Nacional (cooptada) de los socialistas bolivarianos, no posee una comprensión justa ni real del camino por el cual van andando; por eso las dos máximas con las cuales se “dirige” al país “como vaya viniendo vamos viendo” y “lo importante es mantenernos en el poder, luego vemos”.
En tercer lugar, la actual Dirección Nacional de los socialistas bolivarianos, creyendo firmemente en su eclecticismo, carecen de una noción del estado de cosas del momento actual y de las tareas inmediatas que exigen el momento gracias a lo cual la llamada “guerra económica” hace años se perdió junto a los principios progresistas definidos en 1999, y hoy en día los “bodegones” miden el desarrollo de la economía para los ministros de economía.
La actual Dirección Nacional llega al V Congreso en medio de un eclipse total del objetivo planteado por Chávez en su momento, niegan la posibilidad de cualquier reconocimiento a errores y desviaciones cometidos y bendecidas.
A nuestro entender, este V Congreso de los socialistas bolivarianos solo servirá para rubricar su bancarrota política y el nacimiento más expresivo de las fuerzas reaccionarias que han venido fortaleciéndose en el otrora partido de Chávez.
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