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lunes, 29 de marzo de 2021

A unir nuestras luchas contra la destrucción del salario

PEDRO EUSSE
Coordinador general de la Corriente Clasista de Trabajadores «Cruz Villegas» / FNLCT, Tribuna Popular, marzo de 2021, N.º 3.022, pág. 8. 

Cmda. Pedro Eusse. 
Es una manía histórica de la burguesía, apoyada en sus gobiernos de turno y con las justificaciones de sus economistas, buscar la manera de reducir el salario para favorecer la ganancia capitalista. Esto alcanza sus niveles más graves en tiempos de crisis y de bloqueos imperialistas, cuando quienes administran el Estado burgués (aun autodenominándose «revolucionarios» y «socialistas») instauran severa austeridad para el pueblo trabajador mientras protegen el festín de riquezas y privilegios de los explotadores y de los jerarcas de la burocracia estatal.

Los economistas y «discurseadores» en favor del liberalismo burgués sufren de espasmos tratando de convencernos de que no hay otra forma de enfrentar la crisis y las agresiones imperialistas sino congelando y reduciendo el salario, desactivando derechos laborales, reduciendo personal y rematando empresas del Estado en privatizaciones sigilosas. Son, básicamente, los mismos argumentos de los neoliberales de fines de los 80 y mediados de los 90: la mejor «ventaja competitiva» para atraer inversiones e incrementar la producción, es tener a una clase trabajadora empobrecida y sin derechos.

Tal política de destrucción del salario se ejecuta con mayor comodidad cuando tenemos a un pueblo trabajador abrumado y desmoralizado ante una hiperinflación que parece eterna y una criminal dolarización de facto, pero también cuando existen «dirigentes sindicales» que están prestos a colaborar con tal política antiobrera desde sus centrales sindicales y federaciones ascendidas a la condición de «más representativas» e intocables. Estas versiones criollas de la aristocracia obrera del siglo XXI, han firmado contratos colectivos en secreto y en tiempo récord, sin haber realizado elecciones y sin que las y los trabajadores tengan la menor idea de lo que ha sido acordado, tal y como acaba de suceder con la convención colectiva petrolera 2019-2021, objeto reciente de un mega fraude laboral institucionalizado.

Debemos tener bien claro que el debilitamiento del salario, resultado tanto de particulares estrategias patronales (patronos privados que otorgan pagos no salariales en divisas mientras que para fines contables pagan salario mínimo en bolívares) como de las políticas económicas y laborales adoptadas por los gobiernos al servicio del sistema capitalista, persigue el propósito de quebrantar las relaciones laborales formales, estables y con derechos, para imponer modalidades de flexibilización y desregulación de las relaciones de trabajo, a los fines de favorecer los procesos de acumulación de capital, particularmente en los períodos de crisis del sistema.

A ello obedece la política de sustitución del salario por los bonos (que no tienen ninguna incidencia en prestaciones sociales, vacaciones, utilidades, fondos de ahorros, entre otros conceptos) tanto en las espurias y amañadas «convenciones colectivas», como en las actas convenios suscritas en aplicación del inconstitucional memorando-circular 2792 del ministro Piñate, y también, muy especialmente, en los bonos otorgados por el Ejecutivo Nacional.

En el pasado, el movimiento sindical clasista, encabezado por la Central Unitaria de Trabajadores de Venezuela (Cutv) y otras organizaciones, y apoyado por el movimiento popular revolucionario, contando siempre con el Partido Comunista de Venezuela (PCV) y otras fuerzas políticas de la izquierda de la época, dio insignes batallas de masas, políticas y judiciales contra las reiteradas intenciones de bonificar y debilitar el salario. Una de las más importantes tuvo lugar en 1988, cuando se recurrió ante la Corte Suprema de Justicia para exigir la nulidad del carácter no salarial del bono compensatorio decretado en 1987; el resultado fue que ese máximo tribunal declaró el bono como parte del salario a todos los efectos.

Histórica victoria del movimiento obrero venezolano que debe servirnos de inspiración en estos difíciles momentos. Aunque las condiciones políticas e institucionales sean diferentes, sin duda existe de nuevo la necesidad de dar una batalla integral, unitaria y masiva por el rescate y defensa del salario, sin descartar la opción de acudir a instancias judiciales.

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