laiguana.tv,
3-4-20.
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| ¡QUÉ BOL... TIENE EL IMPERIALISMO! |
El pasado miércoles 01 de abril arribó a la ciudad de Nueva York un avión cargado con ventiladores mecánicos provenientes de Rusia, luego de que el presidente Donald Trump solicitara la asistencia de su homólogo, Vladímir Putin, para adquirir estos insumos.
Según pudo apreciarse en imágenes difundidas por la televisión estatal rusa, que cubrió la llegada de la aeronave, había cajas de respiradores “Aventa-M”, que son producidos por la Planta de Instrumentos de Ingeniería de los Urales (UPZ, por sus siglas en ruso).
Esta compañía forma parte de una sociedad empresarial denominada Tecnologías en Materia Radio-Electrónica (KRET, por sus siglas en ruso), que, a su vez, es una unidad del conglomerado estatal ruso Rostec, dedicado al desarrollo, producción y exportación de insumos industriales de alta tecnología, tanto civiles como militares, informó Reuters.
De acuerdo con esta misma fuente, KRET fue sancionada por Estados Unidos desde julio de 2014 y tanto ciudadanos como empresas estadounidenses tienen proscrito hacer negocios con ella.
Morgan Ortagus, portavoz del Departamento de Estado, comunicó que Estados Unidos había acordado comprar suministros médicos a Rusia, sin ofrecer detalles acerca de las empresas con las que se cerrarían las ventas.
En su lugar, afirmó que “ambas naciones se habían apoyado con asistencia humanitaria en tiempos de crisis en el pasado y que no habría duda de que lo seguirían haciendo en el futuro”, porque “es tiempo de trabajar conjuntamente para vencer a un enemigo común que amenaza la vida de todos”.
Estados Unidos comenzó a imponer sus medidas coercitivas unilaterales sobre empresas rusas, luego de que en 2014 la región de Crimea, antes perteneciente a Ucrania, decidiera unirse a la Federación Rusa después de un referéndum, acción que Washington catalogó como “una anexión” cuyo propósito sería crear un Estado pro-ruso al este de Ucrania.
Desde entonces, primero Barack Obama y luego su sucesor, han impuesto nuevas sanciones a empresas rusas, apelando a variadas razones, que van desde una acusación de alterar el resultado de las elecciones presidenciales de 2016 y el envenenamiento de un ex-espía en el Reino Unido, hasta colaborar con “la dictadura” de Nicolás Maduro.
Sin embargo, la administración Trump, sobrepasada en su capacidad para hacer frente a la pandemia de Coronavirus que golpea duramente a la nación, adquirió los insumos al gobierno ruso, sin detenerse a considerar si se trataba de una empresa sancionada por ellos mismos.
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