EMILIO HERNÁNDEZ
Correo del Orinoco, 27-2-20, pág. 13
Prof. Emilio Hernández |
Desde niño me llamaba la atención que había gente con un billete de un dólar en la cartera, para que le trajera buena suerte económica. Digamos que es una superstición monetaria. En estos momentos de crisis monetaria, observo en mucha gente la idea de que el bolívar está como empavado, una clara generalización de la superstición del dólar en la cartera.
A partir del hecho de que hay que deshacerse de los bolívares, comprando bienes o monedas fuertes, el bolívar se ha ido desvaneciendo en el modelo mental sobre la recuperación monetaria de Venezuela. Solo basta darse un paseo por los grupos de redes sociales donde hay discusiones sobre temas monetarios.
Unos piensan en el petro como sustituto del bolívar, otros piensan en el dólar, otros en las criptomonedas tipo bitcoin. Parece anatema hablar del bolívar. El enemigo está ganando la batalla simbólica por paliza.
La mayoría de quienes piensan que el bolívar no tiene salvación, lo hacen desde el pensamiento mágico. Nuestros antecesores ideológicos, los socialistas y comunistas de la vieja guardia, fueron combatientes de las perspectivas mágicas y religiosas, que no son más que supercherías que contribuyen a mantener la dominación ideológica. También soy heredero de esta perspectiva de la realidad.
Siento que hay mucha pasión y corazón en el chavismo. Al mismo tiempo, siento carencias en el componente racional, científico, que debe guiar muchas de nuestras decisiones. Pensar que el bolívar está empavado y que debemos execrarlo de nuestro imaginario es rendir culto al pensamiento mágico con el que tanto nos han dominado. El que piense que debemos sustituir el bolívar es claramente víctima de la colonización y la estrategia focalizada en el desprestigio de nuestra unidad monetaria. La estrategia de dominación cultural ha hecho mella.
Quienes piensan que debemos sustituir al bolívar como si estuviera maldito están recorriendo el camino que ya recorrieron muchos apátridas, que creen que Venezuela es un país condenado y que tenemos que sustituirlo. Erradiquemos las supercherías monetarias. Lo estrictamente racional es pensar que debemos tener una moneda que no se devalúe, llámese como se llame. Por lógica, se podría seguir llamando bolívar, el nombre que ha tenido nuestra moneda desde hace más de 140 años. Debemos combatir al enemigo en el plano cultural y simbólico.
El bolívar puede volver a ser una moneda estable, no tenemos que sustituirla por ninguna otra moneda. Solo tenemos que aplicar correctivos monetarios que lo fortalezcan, no que lo sustituyan. ¿Dónde queda el petro en este razonamiento? El petro es una creación venezolana que debemos defender como nuestra divisa, con la que podemos vender nuestros principales commodities (especialmente petróleo) sin tener que depender de otras monedas, en particular de la moneda de nuestros principales agresores.
Abandonar el bolívar a su suerte nos pone a un paso de la rendición. Recapaciten los que piensan así, porque los patriotas ¡venceremos!
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