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martes, 25 de febrero de 2020

Sobrevivir sin dólares: reto para los venezolanos

Marco Teruggi
portalalba.org (23-2-20)


Cada vez se habla más de cómo circulan dólares en determinadas zonas de Caracas. Pero, ¿qué sucede con aquellos que no acceden a la moneda estadounidense o sólo lo hacen de forma esporádica? ¿Cómo enfrentan el día a día?

El proceso se aceleró durante 2019. Si antes era centralmente de clases medias altas –una entrada a una discoteca en las zonas adineradas caraqueñas se pagaba en dólares–, en meses recientes se elevó la presencia y necesidad de la moneda norteamericana.

El cambio central no fue tener al dólar como moneda de referencia y de ahorro, algo que, como en otros países de América Latina, por ejemplo, Argentina, es costumbre. La transformación fue que comenzaran a circular dólares para gastos de cada día: los billetes comenzaron a multiplicarse en las calles, en particular en denominaciones de uno a 20 dólares.

Quienes dolarizaron sus ingresos, cálculos y cuentas bancarias quedaron a salvo de las dificultades económicas. ¿Qué sucede, en cambio, con quienes quedaron por fuera, o en los bordes, de ese proceso?

La economía venezolana ha atravesado en los pasados cinco años situaciones tan complejas como el desabasto de productos de primera necesidad, la inflación e hiperinflación, o la ausencia y reventa de dinero en efectivo. La llamada dolarización es uno de los nuevos fenómenos dentro del cuadro prolongado de diferentes dificultades.

Ante esos escenarios han surgido numerosas formas de resistencia y recomposición. Mariana García y Hernán Vargas, investigadores venezolanos, han estudiado durante tres años esas mutaciones, particularmente en los sectores populares, pero también en las clases medias. García y Vargas señalan cuatro puntos centrales para responder a la pregunta de cómo hace la gente para sobrevivir, para resolver.

En primer lugar están las migraciones laborales. La reconfiguración del trabajo que hace que te muevas del trabajo formal al informal, por cuenta propia, que puede ser adentro o fuera del país, porque la búsqueda es la de mayor cantidad de divisas. Así surgieron las iniciativas de trabajo informal, ventas, reventas, o pequeños negocios, como las ya características peluquerías en las calles.

Ese fue uno de los mecanismos ante el aumento de precios, depreciación de la moneda, y consecuente depreciación de los salarios. Los sueldos dejaron de alcanzar, mucha gente dejó los trabajos asalariados, y se perdió una característica de los años anteriores del chavismo, cuando, explica Vargas, todo el mundo quería trabajar fijo, contratado, en alguna institución pública, quizás en una privada.

En segundo lugar mencionan los subsidios y García explicó que una de las cosas determinantes en la materialidad cotidiana son las políticas de transferencia monetaria directa, o de subsidio al consumo, como el Comité Local de Abastecimiento y Producción (Clap) o los bonos. Esto tiene un peso tremendo en la supervivencia de la gente que vive de su trabajo, dijo Vargas. A esas políticas se debe agregar el subsidio invisible de los servicios, como agua, luz, gasolina y algunos transportes.

En tercer lugar, los investigadores señalaron cambios en el consumo, el cual bajó en comparación con el modo de vida que se había logrado en los años anteriores del chavismo.

El modo de vida de estos años que era que todos los fines de semana te ibas a tomar cerveza con los amigos, los asalariados podíamos almorzar en la calle todos los días, todo eso se viene a pique y eso es importante en términos de cómo se recompone la vida en Venezuela, explica Vargas.

A esto siguen las resistencias colectivas. Las reconfiguraciones han llevado a unas formas colectivas cada vez mayores, que pueden ser organizadas, mercados comunales, campesinos, sistemas de intercambio entre comunidades organizadas y cooperativismo.

Esas formas colectivas descritas por Vargas se articulan con lo que, explica, es el crecimiento de lo pequeño, como la agricultura familiar, el apoyo mutuo entre familias, el intercambio directo entre vecinos, por grupos de WhatsApp. Lo pequeño, multiplicado en la escala nacional, tiene impacto masivo.

Las estrategias para conseguir ingresos en dólares dependen de posibilidades, habilidades y reflejos históricos. Así, por ejemplo, para las clases medias, acostumbradas a oficios tradicionales, como por ejemplo los profesores, se ven en la necesidad de irse, porque no saben hacer otra cosa distinta que trabajar a cambio de un salario por eso que sabe hacer.

Esa migración, que es transversal a la sociedad, genera remesas y reconfiguraciones de los espacios, donde en algunas zonas medias ves cada vez más puros viejitos caminando por ahí viendo cómo resolver, viejitos que a veces se quedan con los más pequeños. Allí muchos de los jóvenes se fueron al extranjero a trabajar y enviar dinero a las familias.

Esa serie de dinámicas reconfiguran el mapa de la economía de cada día, de las calles y los comercios, creando divisiones entre acceso y cantidad de dólares. Se trata de una dinámica visible, que incrementa las desigualdades, generando una estabilidad para una franja pequeña de la sociedad, aquella que logró garantizar ingresos en dólares.

Tienes sectores que de los mil dólares hacia arriba empiezan a operar de otra manera, empiezan a tener dinero para poder comprar cosas, otro carro, un negocio, importan y exportan porque van y vienen, viene aquí a hacerse la cirugía estética, el trabajo odontológico, cosas que en otro lado son más caras, explica Vargas.

La expansión desigual de los dólares en la economía crece mes tras mes. El gobierno de Nicolás Maduro afirma que se está ante una autorregulación de una economía en resistencia, lo que parece significar que se trata una situación que se permitió e incentivó en un contexto de asedio por las sanciones económicas que Estados Unidos impuso a Venezuela.

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