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domingo, 16 de enero de 2022

LA DECADENCIA DE LA INTELECTUALIDAD IMPOTENTE (RESPUESTA A JOSU LANDA)

 Armiche Padrón,

16-01-2022.

 

Cmda. Armiche Padrón
La presencia del Dr. Josu Landa en la Ciudad de Cumaná no pasó desapercibida. Recubierto de un aura, al menos para las generaciones de estudiantes de sociología de la UDO que recibimos su impacto por boca de nuestros profesores, quienes nos azuzaban con el ejemplo académico y político del Josu dirigente, del Josu Presidente de la FCU…; y es que su aura académica se terminaba de consolidar al llegar no solo a la cualificación de Doctor en Filosofía, sino encima, docente de la prestigiosa, si no la más importante de América Latina, Universidad Autónoma de México (UNAM). Y es que esto de vivir en la periferia de la periferia arrastra sus momentos de adrenalina al tope cuando recibes a un personaje de estas dimensiones y al final no lees que se presentará en Caracas…, ¡al fin ganamos una!

 

Su discurso versó sobre la Ética en la Política y el auditorio quedó realmente pequeño excediendo las expectativas de los que promovieron el Encuentro, a quienes felicitamos por el esfuerzo. Ya en sí el tema llama la atención, sobremanera por los últimos acontecimientos de la política venezolana, y llamó la atención la profusa cantidad de exmilitantes de la Liga Socialista, hoy PSUV, presentes en la actividad; no porque lo ético estuviese reñido con esa militancia particular, sino porque en buena medida, en esta coyuntura, el solo título suena como una crítica (en el buen sentido) a un proyecto que agotaron las pasiones, las desviaciones, los errores y el carácter de clase de sus principales timoneles, muchos de ellos presentes en la actividad.

 

Al margen de la composición del auditorio rescatamos, de la intervención del Doctor Josu Landa, algunos elementos que dan pie a estas líneas.

 

Insistió de manera reiterada en que lo escucháramos como un filósofo y no como un político (aunque una de sus propuestas en torno a la expansión de su fundación y la necesidad de vincularla con los aparatos del Estado fue, en esencia, política). Con un discurso característico del filósofo contemplativo, suave, sin estridencias, convocante a la reflexión, con unas caídas mexicas que tanto gustan en una ciudad como Cumaná donde esa cultura sobrevive como parte de nuestro acervo entre mariachis y boleros, lanzó al debate sus reflexiones, desde la Filosofía para que los políticos “de vocación, con casta y tradición” las empleasen en sus reflexiones.

 

Un discurso basado en ciertos elementos, para algunos polémicos para otros tradicionales y planos, pero para nada intrascendentes, pues forman parte del acervo de una intelectualidad activa y con funciones de ejercicio de poder notables.

 

Si bien rescata la noción de totalidad, para el Dr. Josu la misma adquiere nuevos horizontes una vez que se la tamiza bajo la perspectiva de la Ética. Y para él, la Ética refiere a la individualidad…, principio de su reflexión y que marca el tránsito de sus reflexiones. Sobre esto volveremos al final.

 

No llama la atención que en su búsqueda de articular Filosofía-Ética-Política, el Dr. Josu rescate el texto platónico de La República. Lo que si llama la atención es su sentencia a la incomprensión por parte de Marx de Platón y su texto y, peor aún, que se permita la licencia de cuestionar la tesis de Marx de que la "Filosofía lo que ha hecho es interpretar la realidad y de lo que se trata es de transformarla". Para el Dr. Josu, Marx no se leyó La República, un libro de transformación revolucionaria, según él, al margen de que en la misma no pretende ninguna trasformación con el esclavismo presente en las ciudades griegas y esencia de su economía. Ergo, Marx y los marxistas somos unos eunucos dogmáticos en filosofía y una desgracia en la construcción del socialismo. 

 

En fin, un retorno a Platón que nos recuerda que en la historia de la filosofía los retornos a Hegel, para luego derivar a Kant no son novedosos en una intelectualidad que en los contextos de crisis capitalistas, ven su mundo alterarse de manera tal que los lleva a un retorno existencialista buscando raíces en el individuo, en la metafísica como prólogo a una existencia finita que enfrentará el juicio de qué pasa después de la muerte.

 

Para el Dr. Josu las relaciones reales entre la gente son normales, naturales, humanas. Solo el Ethos, la conciencia, exhibe para él alteraciones significativas y por ello su epicentro reflexivo radica en el interior, en el YO, en el individuo. Para los marxistas, y esto el Dr. Josu ni lo menciona, lo cual deja un enorme vacío en su burdo intento de cuestionar el marxismo, en el análisis de las relaciones políticas, entendemos que en algunos casos las relaciones reales ente los seres humanos pueden estar adulteradas, no ser naturales. La causa de esta alteración no yace, para los marxistas, en la naturaleza del ser humano, como cree el Dr. Josu en su abrazo al idealismo, sino a las condiciones sociales de su existencia y la influencia de los intereses privados (capitalistas).

 

Otras cosas podrían ser anotadas al debate de hoy, como por ejemplo, su forma de entender la Ética, pero para no cansar, estas dibujan las reflexiones al salir del evento.

 

La angustia ante el avance del neoliberalismo, de la ciencia y la tecnología bajo la lógica del capital, la insolvencia ante los grandes problemas de la humanidad, expresados por él como “obstáculos”, terminan en su reflexión como problemas que nacen de la naturaleza humana en una posición típica del nihilismo de la pequeñaburguesía en medio de las tormentas del capital. Un pesimismo y angustia que los conduce a abjurar de su pasado y acusar a quienes siguen creyendo en la ciencia, en los trabajadores, en la lucha de clases, en la crítica-autocrítica, en el centralismo democrático, en la militancia consciente y disciplinada de ser unos errores de la naturaleza.

 

Gracias Dr. Josu por ser un vivo retrato de la intelectualidad impotente que, como los neohegelianos en un pasado, al no ser apoyados por las masas, culparon a las masas de su incapacidad política. Gracias por presentarse en carne y hueso y recordarnos que la Crítica de la Crítica (La Sagrada Familia) escrita por Marx y por Engels en 1844, sigue vigente aunque usted no tenga el título, aun entre sus discípulos, de San Josu.

 

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