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lunes, 31 de mayo de 2021

Espía estelar de la CIA fue bateador mediocre

Juan Vené
ÚN, "En la pelota", 
31 de mayo de 2021. 

[Menos mal que este interesante cuento es un "cacho" de "JuanVe"... no de un comunista. Manos mal. La CIA pudiera estar en cualquier lado (si la dejan), y no es cosa de "conspiranoicos" (Ndecc)]. 

Juan Vené. 
Moe Berg, quien investigó los secretos acerca de la bomba atómica que inventaban los nazis, ha sido el único bigleaguer (estuvo 15 años en las Mayores, hasta 1939) más famoso en otra profesión, más allá de la de pelotero. Fue espía al servicio de la CIA.

Y hoy, 31 de mayo, hace 76 años, porque ocurrió en 1945, que, en Núremberg, Alemania, le hicieron a Berg dos disparos. Uno le pasó a centímetros de la oreja derecha y el otro a centímetros de la oreja izquierda.

Las detonaciones fueron ensordecedoras” dijo Berg, “y pensé que estaba muerto”.

El mercenario alemán que disparó y falló, Blaz Wagner, llevaba una bala en el revólver para matar a Berg y la otra para suicidarse. Era la orden. Pero lo llevaron a prisión, acusado solamente de mala puntería.

Berg, nativo de Nueva York, no solo era espía, sino también judío y homosexual, tres características que odiaban los nazis, por lo que hubo de disimularlas muy bien durante su largo período espiando.

Su trabajo de mayor relevancia fue seguir la pista, y averiguar toda la vida, del físico considerado más brillante en la historia, Werner Heisenberg, premio Nóbel de física en 1932 y pionero en la invención de la bomba atómica.

Moe Berg, es además reconocido como el mejor preparado académicamente, de los más de 20 mil bigleaguers que ha habido. Estudió en Prínceton y en la Sorbona, de París. Hablaba 10 idiomas, inglés, castellano, alemán, francés, italiano, portugués, latín, japonés, griego y sánscrito. Pero no podía batear en ninguno de ellos.

Permaneció 15 años en Grandes Ligas, a donde llegó en 1923 a bordo de los Dodgers como shortstop, pero bateó apenas para 186 por lo que desapareció de las Mayores hasta 1927 cuando regresó con los Medias Blancas.

Una tarde los tres receptores del equipo estaban lesionados y él dijo...: “Puedo jugar ahí”. Nunca había sido cátcher. Pero desde entonces siempre fue cátcher suplente con Indios, Senadores y Medias Rojas. Bateó en total para 243, seis jonrones, 206 impulsadas y 12 robos de bases en 17 intentos.

Fue un bigleaguer mediocre, pero sus barajitas son las únicas que se exhiben en las oficinas de la CIA. Y los coleccionistas las han evaluado en mil dólares cada una.

La vida de Moe Berg ha servido de argumento para tres películas y para el libro de Nicholas Dawidoff, “The Misterious Life of Moe Berg”, editado en 1995.

Después de dos años de coach con los Medias Rojas, la CIA le pidió a Berg dedicar todo su tiempo al trabajo de espía. Y así fue desde enero de 1942, entonces en plena II Guerra Mundial.

Berg estuvo en Caracas en labores de espionaje

En 1942, el millonario Nelson Rockefeller solicitó de la CIA alguien que pudiera viajar, para investigar a personajes de los gobiernos, las industrias y los comercios del Caribe y Centroamérica. Por supuesto, Moe Berg era el indicado, gracias a sus muchos idiomas.

En esa gira llegó Berg a Caracas y se alojó en el Hotel Ávila, de San Bernardino, al cual describió en su informe a la CIA, como "recién inaugurado, moderno, muy cómodo y a los pies de las exuberantes montañas del Ávila. Me despiertan los cantos de pajaritos”.

También informó: “Nadie toma nada en serio en este país. Parecen estar en fiesta permanente. Cuando les pregunto por las presuntas simpatías del presidente, Isaías Medina, por el fascismo, lo que hacen es reír, como si se tratara de un chiste... Y yo también río”.

Murió arruinado en manos de familiares

Terminada la II Guerra Mundial, la CIA consideró que ya no necesitaba espías como Moe Berg. Y lo despidieron. En el beisbol no había sitio para él por no haber sido un buen pelotero y tampoco bueno en las funciones de coach.

Además, Berg comentaba insistentemente, cómo había fracasado en las funciones de traductor, y confesaba...: “Es que no soporto ese trabajo, es en extremo fastidioso”. Era, pues, un brillante desempleado.

La CIA no indemnizaba a sus servidores cuando los despedía, y no existían en Grandes Ligas las abultadas pensiones de estos días. Por lo que Moe Berg, el bigleaguer mediocre, el coach ineficiente, el notable espía, cayó en la ruina.

Afortunadamente sus hermanos lo adoraban, por lo que lo acogieron y se lo llevaron a Belleville, New Jersey, donde, por lo menos tenía casa y comida.

EN TIPS

Tipo raroEl mánager de los Yankees, Casey Stangel, dijo de Moe Berg: “Ha sido el tipo más raro que jamás haya jugado al beisbol“.

Espía en JapónLos Indios, con Berg, fueron a Japón en 1934. Subió al edificio más alto de Tokio, para realizar espionaje.

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