Werther Sandoval,
ÚN, abril de 2021.
Periodista Werther Saldoval, ÚN. |
Rechazan las vacunas. Incluso algunos, intencionalmente, tosen sobre el rostro de otras personas.
El análisis del individualismo como fundamento filosófico justificador y propiciante de estas actitudes viene abriéndose espacios en los medios, a los fines de explicar por qué las curvas de la pandemia se resisten a caer en los países donde la supremacía individual está por encima de la voluntad colectiva.
El asunto es que la pandemia ha sabido sacar provecho de la socorrida expresión liberal: “Mi derecho termina donde comienza el tuyo”, por ser portadora de un virus tan acomodaticio, tan oportunista, que disfruta transitar entre personas que enarbolan sentirse autónomas y libres gracias a la protección que le brinda tan porosa frontera.
Y aún cuando dividir al mundo entre individualistas y el resto, que algunos llaman colectivistas, es inapropiada y vulgarmente simplista y maniquea, hasta la fecha la pandemia ha sido más letal y virulenta en las sociedades donde el “Primero yo y el que venga atrás es su problema”, que en aquellas donde el individuo tiende a mostrar solidaridad con el vecino.
Es por ello necesario compartir el pensamiento de Simone de Beauvoir, quien prestaba más atención a la formación del vínculo social, en oposición al idealismo individualista. “Ella era una defensora radical del individuo y de la libertad, pero no suscribía la idea de un individuo egotista, como diría Stendhal. Para ella el individuo era un ser colectivo, un ser cuya existencia no se puede desarrollar sino es a través del otro y a través de la realidad humana de su tiempo”, destaca Sami Nair, en una entrevista concedida a The Objetive, titulada: “El pensamiento de Simone de Beauvoir es más que nunca actual y liberador”.
Los indicadores de la Universidad Johns Hopkins muestran que son las sociedades avanzadas, o desarrolladas, o industrializadas, u occidentales, o cultas, o civilizadas en las cuales la pandemia ha cobrado mayor cantidad de vidas por habitantes. Por el contrario, son relativamente escasas las naciones asiáticas las que ocupan los primeros puestos de la mortuoria lista.
“En Occidente, no cabe la menor duda: desde el siglo XVIII, el objetivo de la sociedad es permitir que el individuo alcance su plenitud; la búsqueda de la felicidad es la razón de ser del hombre”, señala Zhao Fusan, en el artículo “Los chinos no son ni serán jamás como vosotros”, publicado en el libro “Los verdaderos pensadores de nuestro tiempo”, de Guy Sorman.
“Pero este no ha sido nunca el caso de China”, añade. “El chino no se realiza más que si toma conciencia de su dimensión social; se considera como subordinado a la sociedad. No ir contra la sociedad es para el chino una preocupación grave, prioritaria incluso. Es impensable en China insistir demasiado en uno mismo”.
Con 1.412 millones de habitantes, el pasado 19 de abril China registró 42 nuevos casos de Covid19. Acumula 103.315 casos confirmados y 4.856 muertes.
Estados Unidos, con 330 millones de habitantes, alcanzó 31.733.400 casos confirmados y 567.666 fallecidos por la enfermedad de la covid-19, de acuerdo con el recuento de la Universidad Johns Hopkins.
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