Roberto Hernández Montoya,
ÚN, abril de 2021.
Difícil hallar fórmula más socialista: o se cura el universo completo o sigue entero enfermo el planeta, porque mientras haya un solo contagio, la íntegra población sigue amenazada, por vacunada que esté alguna élite brutica.
Es que el capitalismo embrutece. Su compinche principal, la arrogancia, también. Y por eso pretende salvar solo a pudientes, que no entienden que pueden enfermarse mientras quede un solo caso. Las pestes solo se extinguen con medidas socialistas. Por eso el capitalismo es el principal cómplice del virus, cuya lógica es diseminarse. ¿Por qué? Vainas de la naturaleza. Por eso suena a virus de diseño. Sea como sea, es estúpido discutir con los hechos, Lenin decía.
Por eso en París, por ejemplo, abrieron restaurantes clandestinos de lujo, sin mascarillas, porque la gente con real es tan soberbia, o sea, tan bruta, que piensa que el virus examina sus cuentas bancarias antes de atacar. Cree que el dinero inmuniza. “En este cuerpo no entro porque es carne burguesa”, monologa el virus y se aleja asustado.
Por esa pendejera están acaparando vacunas y el Canadá acopia varias veces las que necesita su población. Bolsería capitalista porque nadie gana nada, salvo el sadismo de acumular lo que al resto del mundo le escasea o no tiene. No es que la gente canadiense sea malévola. Es la lógica capitalista. O falta de lógica más bien. Hubo piratas que asaltaron puertos para saquear mascarillas. Los Estados Unidos, cuya mano invisible envió a la China casi toda su manufactura, no podía producir ni tapabocas. Es método capitalista porque la clase obrera china es barata. O era, porque las cosas están cambiando, canta Bob Dylan.
Una vez, por un azar insólito, el exprimer ministro de Francia, Dominique de Villepin, me dijo que el centro de gravedad del mundo migró del norte al sur. Y me lanzó esta lápida: A los Estados Unidos les costará carísimo no percatarse. Mira la cómica que está dando Biden. Villepin, que vivió aquí en su adolescencia y habla caraqueño, es un hombre de ideas conservadoras, pero no un zopenco como los mandatarios franceses de Sarkozy para acá. Por eso ya van por 100 000 muertes. El virus es la hora de la verdad.
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