Emilio Hernández,
CO, N.º 3.797,
18 de junio de 2020, pág. 13.
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| Ing. Emilio Hernández. |
China está a punto de lanzar el “criptoyuan”, una criptomoneda diseñada por China y no por la comunidad “cripto”. Su nombre oficial es DCEP.
China tendrá entonces una moneda criptográfica, cuyo equivalente venezolano, salvando las distancias, sería el petro. Conservará el yuan, en sus versiones local y “offshore”, como moneda bancaria y moneda de efectivo, que vendría a ser equivalente a nuestro bolívar.
El petro nació como una criptomoneda que pretendía imitar al bitcoin.
Quisimos copiar el modelo bitcoin, cuyo valor depende de su escasez, y nos estrellamos, incluso después de una cuantiosa inversión en máquinas de minado.
Hubo que hacer un cambio, pero se asoció el petro al valor del dólar y el resultado es que nos estamos estrellando otra vez, monetariamente hablando.
Es un sinsentido, en mi opinión, que el petro tenga un valor nominal de 60 dólares: ¿quién va a querer tener un “billete” venezolano de 60 dólares pudiendo tener los 60 dólares de verdad?
La diferencia es que nosotros estamos obsesionados por tener dólares, mientras que los chinos están obsesionados con desplazar al dólar.
Necesitamos otra revisión conceptual para relanzar el petro. Veamos algunas características del criptoyuan que no tiene el petro:
(1) La paridad entre el yuan y el criptoyuan será fija. Hemos estado insistiendo a lo largo de estos dos años que la paridad entre el bolívar y el petro debe ser fija. No en una relación 1:1, como el yuan y el criptoyuan, sino en una relación 1:N, donde el petro sería una especie de billete de alta denominación de N bolívares.
(2) El criptoyuan no será minable ni especulativo y será una moneda cuya emisión estará bajo el control de Banco Popular de China. También recomendamos desde el primer día que el petro no sea minable ni especulativo y sea emitido por el Banco Central de Venezuela. Una moneda oficial no es para que unos pocos se diviertan haciendo “trading” sino para levantar la economía del país.
(3) No habrá un límite preestablecido de criptoyuanes, como es el caso del bitcoin cuyo modelo copiamos acríticamente para el petro. También expresamos nuestras reservas sobre la limitación a priori en el total de petros. Quienes defienden esta limitación vienen del mundo de las criptomonedas, mundo que creó su propia “teoría monetaria” ad hoc con criterios muy estrechos.
Nuestra siguiente apuesta con el petro tendrá que ser asociar su valor al valor de nuestros commodities, con diversos tipos de garantías del Estado, al tiempo de establecer una paridad fija con el bolívar, para que nuestras monedas tengan el atractivo de poseer nuestras materias primas, un atractivo diferente al de poseer dólares.
Si no damos otra vuelta de rosca en nuestro sistema monetario, estoy seguro de que el criptoyuan terminará desplazando al petro en nuestro país, por tener más garantías como reserva de valor. Ya en las calles el dólar está desplazando al bolívar.
Es hora de prestarle atención a nuestro gran Maestro Simón Rodríguez, diseñemos nuestros propios modelos y ¡venceremos!

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