Pedro Eusse,
Tribuna Popular, N.º 3.017,
Junio de 2020, pág. 8.
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| Cmda. PEDRO EUSSE. |
La crisis nacional, caracterizada por el colapso del capitalismo dependiente y del modelo de acumulación del rentismo petrolero venezolano, y agudizada por las devastadoras agresiones económicas imperialistas y la ausencia de políticas consecuentemente progresistas y revolucionarias que les hagan frente, determina las condiciones en las que el pueblo trabajador se ve obligado a guardar la cuarentena social dirigida a contrarrestar la amenaza del nuevo Coronavirus.
Aun con la mayor desinversión de la historia nacional, los factores del capital siguen siendo los principales beneficiarios de las políticas económicas y laborales del Gobierno del presidente Maduro, particularmente a partir de la liberalización económica establecida abiertamente desde el 2018 con el desmontaje de los controles sobre precios, tasas de cambio y margenes de ganancias; la entrega y traspaso de medios de producción del Estado a manos del sector privado; los subsidios a la burguesía; el abaratamiento del costo de la fuerza de trabajo; y la creación de condiciones para la desregulación y flexibilización laboral.
Ciertamente, en tiempos de pandemia continúan y se profundizan procesos de pérdida de empleos y de sobreexplotación y precarización del trabajo, amparados los patronos en la actual desmovilización y fragmentación de los movimientos laborales, en la falta de funcionalidad de las inspectorías del trabajo y en las facilidades para justificar durante la cuarentena medidas de «flexibilización» que van dirigidas al ahorro de costos en los procesos productivos, a través de reducciones de personal, modificaciones unilaterales de las condiciones de trabajo, desaplicación de beneficios contractuales y sustitución de personal formal por tercerizado.
COMPLICIDAD DE LAS AUTORIDADES
Tales prácticas de numerosas empresas privadas, sobre todo de la industria de la alimentación, con aval o indiferencia cómplice de las autoridades del Ministerio del Trabajo, ahora encuentran menor resistencia. Ejemplos: empresas del Grupo Polar, Gas Comunal, Coca-Cola, Inlaca, Servipork, Envases Venezolanos, Plumrose, Cervecería Regional, Mondelez (antigua Kraft), entre muchas otras.
La paralización casi total de la economía nacional en la cuarentena no detuvo sino que agravó la destrucción del salario, el colapso general en los servicios básicos, los despidos y las suspensiones ilegales, la dolarización de facto, la indefensión de las y los trabajadores frente a la patronal y el Estado, todo lo cual continúa destruyendo la calidad de vida del pueblo trabajador, y generando mayor vulnerabilidad social ante los riesgos de contagio y ante los estragos de la crisis capitalista y su administración en favor de las clases dominantes.

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