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jueves, 28 de mayo de 2020

Para la gasolina, Carnet de la Patria

Werther Sandoval,
ÚN, 28-5-20.

Periodista Werther Sandoval.
El empleo de la Plataforma Patria en algunas o varias de sus múltiples y diversas modalidades diseñadas para reivindicar los derechos y proteger el poder adquisitivo del pueblo, está instalado en la mesa encargada de diseñar el sistema de distribución y de fijar el siempre necesario y esperado precio a la gasolina.

La versatilidad de ese instrumento abre camino para el subsidio directo, mediante el cual el inscrito en la Plataforma y portador del Carnet de la Patria recibiría (ojo: es una opción) en su Monedero un monto similar al consumo mensual de gasolina.

O bien podría a través del Carnet de la Patria ser receptor de un volumen promedio de su consumo mensual. Y siguen brotando ideas en la mesa. Pero no sólo sería asunto del importantísimo sistema de precios, sino también de la justa distribución del combustible, para lo cual se emplearía el sistema satelital a los fines de aplicar criterios de jerarquía en cuanto al consumo de esa energía vital para el adecuado funcionamiento del país.

Por ello la Plataforma Patria está pidiendo la actualización de datos.

La premisa central sobre la cual se realizan los análisis y se toman decisiones es la justa distribución y consumo racional del combustible, así como reducir al mínimo posible el impacto que tendría la fijación del imprescindible e ineludible precio, requerido para ponerle freno al contrabando y forjar su consumo adecuado, por solo mencionar dos de los males que causan serios daños precisamente a la industria que produce la misma gasolina, PDVSA. Añádase que el Gobierno desea una mejor remuneración para los médicos, paramédicos, educadores, pensionados, cuerpos de seguridad y comprar medicinas y alimentos, por ser quienes se enfrentan a la pandemia y satisfacen los derechos básicos del pueblo.

Tan injusto socialmente es la ausencia de precio, que un estudio de vieja data hecho por Ecoanalítica reveló que el 25% de la población de mayores ingresos consume casi nueve veces más gasolina que el 25% con menos poder adquisitivo.

Es decir, mientras la población de menor ingreso consume un litro de gasolina, la clase media y media alta gasta nueve litros.

En la historia de la gasolina barata, hoy sin precio, se encuentra que una de las causas que ocasionó la destrucción del sistema ferrocarrilero del país, genera contaminación, estimula el uso desmedido del automóvil, abultó las cajas de las transnacionales automotrices, fue la decisión tomada el primero de diciembre de 1945 por el entonces presidente Rómulo Betancourt, del partido Acción Democrática, de reducir sustancialmente el impuesto y precio a la gasolina.

La información sobre aquel evento fue recopilada por la colega periodista Erika Hidalgo, quien escribió para el diario El Mundo un reportaje que revela cómo Venezuela se convirtió en el país con la gasolina más barata del mundo. “...el primero de diciembre de 1945 -un mes y días de haber arribado a las responsabilidades del Gobierno- se procedió a reducir drásticamente el precio de la gasolina y de los demás productos y subproductos del petróleo”, cuenta el propio Betancourt en su libro Venezuela, política y petróleo.

El líder adeco enarbolaba la oferta de reducir el precio del combustible para captar simpatías que lo ayudaran a dar el Golpe de Estado que derrocó al presidente Isaías Medina Angarita, tal como lo hizo en 1945. El decreto consideraba inmoral que en un país productor de crudo se vendan a sus ciudadanos los combustibles a precios internacionales. Pero esa no era la razón de fondo. Detrás estaba acabar con el sistema ferrocarrilero y hacer de Venezuela un gran mercado consumidor de automóviles GM, Chrysler y del resto de las grandes compañías automotrices.

Tanto así, que la data del otrora Ministerio de Fomento resalta que la demanda de gasolina creció 93,51% entre 1945 al 1947, en apenas dos años, una tendencia que sólo en ocasiones se desaceleraba por la incidencia de los vaivenes en los precios del petróleo y sus efectos sobre las importaciones de repuestos y automóviles.

De tal manera que asumir hoy la defensa de la gasolina gratuita expresa  haber caído en una artimaña política, que entre otras consecuencias hoy resta la posibilidad de que el fisco capte recursos y se vea propenso a emitir dinero llamado inorgánico, que muchos de los mismos que se niegan a ponerle valor al combustible lo acusan ser causante de la inflación que nos come a todos los bolsillos, pero con más placer y gusto de los que ponen cara de grima cuando le dicen que hay que ponerle precio a la gasolina.

[Las negrillas son nuestras. Ndecc].

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