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sábado, 2 de mayo de 2020

LAS FALSAS VERDADES DE SERAFINO O EL OPORTUNISMO RESUCITADO (I)


Armiche Padrón,
Partido Comunista de Venezuela (PCV),
2-5-20.


[La presente constituye una respuesta tan oportuna como impostergable de cara al último artículo de William Serafino, principal rostro de Misión Verdad. Este no solo justifica (porque "no habría mejores opciones" -una deducción nuestra) la política económica en general, y laboral en particular, del presidente Nicolás Maduro. También hace un esfuerzo por competir con Carola Chávez o Alberto Aranguibel a ver quién defiende más lo indefendible. Desde la perspectiva de Serafino, meter preso y expropiar a Mendoza sería un tremendismo de "izquierdistas" trasnochados, un "demasiado pedirle" a Maduro, eso mientras cree hablar desde la postura de todo un chavista... que olvida al "tremendista" Chávez que se echó por el pico a 18 mil escuálidos en Pdvsa que bastante fregaron al pueblo entre 2002 y 2003, eso junto con toda una generación de altos mandos militares que, en esos mismos tiempos, casi nos acaban de por vida. Suena extraño, ¿verdad? Así, más bien los empresarios nos estarían haciendo un favor en estos días, dada la quiebra económica que atraviesa el país. Ni una palabra contra la fracasada política financiera, monetaria y salarial; menos contra la corrupción desatada en diversos niveles ni contra la judicialización hasta de revolucionarios que dicen verdades y actúan como debe hacerse en estos tiempos. ¿Será que a Serafino le faltó decir que Pascualina Curcio, Luis Salas, Luis Britto García, María Alejandra Díaz o Julio Escalona están pelando gajo con tanta “criticadera” y propuestas que entran en saco roto? Pregunto... por una duda que tengo. Ndecc].


Dip. Armiche Padrón
El 2020 viene sirviendo para recordar pandemias pasadas, para advertir la fragilidad de la especie humana; sirve para sentarse a ver al tren de las teorías de Adam Smith enfrentarse a toda velocidad con el muro de la realidad mientras se sueña con las manos invisibles de dios y el mercado para sobrevivir; sirve este 2020 para dejar en segundo plano el genocidio a Palestina, las guerras del Yemen, Siria y Afghanistán; sirve para ver cómo los “ismos” del progretariado sobreviven gracias al Internet mientras desesperan por el trabajo del campesino, del pescador y del obrero para satisfacer sus necesidades básicas. Sirve este 2020 para recordar la heroica gesta de los pueblos de la Unión Soviética, la brillante conducción del Partido Comunista y el liderazgo de Iosif Stalin, quienes hace 75 años derrotaron a la peste fascista; sirve 2020 para advertir que 150 años después el pensamiento de Lenin sigue dando respuestas a los problemas no superados; pero también sus enemigos parecen no quedarse atrás y este año sacan sus viejos atuendos, los desempolvan y los lucen como vestidos para la ocasión.

Es el caso de la pequeña burguesía, la misma que “sueña con la paz social, con la conciliación de clases, y quiere desviar la atención pública de los problemas fundamentales de todo el régimen económico y de toda la estructura del Estado haciendo que se concentre en las cuestiones menudas de la administración autónoma local” (Lenin, 1908: El Programa Agrario de la Socialdemocracia en la Primera Revolución de 1905). La misma pequeña burguesía que día a día nos acogota con los números que demuestran los éxitos del “modelo venezolano” y como se “induce” a su fracaso a través de páginas Web; la misma pequeña burguesía que arremete contra el imperio (¿?) pero tira puentes para negociar con el imperialismo. Esa pequeña burguesía alegre, animada ante los éxitos sociales que le permitía, y permite aún, exhibir hermosas cifras en reivindicaciones por décadas negadas a nuestro pueblo; esa pequeña burguesía orgullosa de saber cómo capear las más feroces tormentas, aunque para ello se negocie y se salga de las mismas con menos recursos; esa pequeña burguesía ilusa que, en medio de las crisis, no solo sale corriendo a pedir ineficientes cadenas de oración; sino que, y peor aún, llega a creer en la conciliación de clases y la tregua del enemigo.

En estos días el Sr. Serafino escribió un artículo titulado Los extravíos intelectuales de la “izquierda” en Venezuela. Ya el título, en el marco de la actual coyuntura, resume un llamado a la división y al fraccionamiento planteando la existencia de, al menos, dos izquierdas: la limpia y la encomillada. Ya en el mismo título Lenin diría que representaban la fracción más izquierdista de nuestra democracia burguesa (1905, Del Populismo al Marxismo) y hoy aspiran simplemente al título de ser los firmes representantes de la burguesía autóctona.

Este artículo surge en momentos en que, según el mismo Sr. Serafino, politólogo, chavista convencido y jefe del portal “Misión Verdad”, nuestro país “no tiene dinero” y financieramente rozamos la “quiebra”. Ataca en este artículo a quienes planteamos medidas “radicales”, no ahora, sino desde 1999 (por hacer referencia a la inexistente V República y no recordarle nuestras posiciones a principios del Siglo XX); a quienes desde siempre hemos dicho que el Estado burgués no sirve a los intereses de los trabajadores, a quienes hemos insistido en superar el modelo rentista tan necesario para esa pequeña burguesía y su mentora: la burguesía. Arremete contra quienes pedimos que se gobierne con el pueblo (no lo hace, pero imagino que pronto saldrá otro artículo exculpando a Chávez que decía lo mismo), a quienes pedimos simplemente que lo de democracia participativa pase de ser un enunciado de elecciones, asambleas de masas o encuestas virtuales y se transforme en un cambio real en la forma de dirigir, organizar, construir y trabajar en nuestra sociedad.

Y uno se pregunta: ¿por qué en este preciso momento el Sr. Serafino dispara en esa dirección?, cuando es lógico pensar que se deben hacer esfuerzos por garantizar la mayor unidad democrática, progresista, revolucionaria, antimperialista y socialista. Creemos que la definición la da él mismo cuando, a pesar de los deseos, las cuentas definen a Venezuela como un país quebrado (según sus propias palabras). Es decir, llegados al llegadero, la pequeña burguesía se da cuenta de que el soporte real de su ejercicio de gobierno desapareció: la renta. Y en el pánico por las ilusiones desvanecidas ataca a quien advierte como su real enemigo: el trabajador en general, el proletariado en particular.

En el colmo de la arrogancia, el Sr. Serafino alardea de la carencia de estrategias viables de la “izquierda” y cómo ellos, sesudamente, habían logrado un “equilibrio de poder” construido con "los actores económicos privados”. Dígalo con claridad,Sr. Serafino, usted alardea de cómo el Gobierno Nacional concilió con la burguesía volviendo a entregarle la renta petrolera a cambio de los espejitos de la paz social. Esa ha sido su estrategia y ese su gran éxito, el cual ahora no pueden sustentar (ya esa renta está depositada en el exterior) y entonces inculpan al inexistente imperio, al virus… y a la “izquierda” que se la pasa pidiendo medidas... socialistas.

No quisiera imaginarme al Sr. Serafino pretendiendo asesorar a Lenin. Un millón de muertos en la Primera Guerra Mundial de la cual sale derrotado el Imperio Ruso, la agricultura totalmente destruida y la hambruna causando más desmanes que el Coronavirus; una Revolución (de verdad), una Guerra Civil, la intervención de más de 14 potencias capitalistas y para rematar, la Segunda Guerra Mundial y más de 20 millones de pérdidas en vidas humanas. Da escozor pensar en Serafino diciéndole a Lenin: Sr. Lenin: “usted debe estar claro que la economía no son números y cifras”, sino “relaciones de poder”. Por ello debe usted “cabalgar las contradicciones” del Estado. No se le ocurra transformarlo, ¡usted debe desarrollar “una estrategia política que abarque a diversos sectores de la sociedad”. Recuerde que está quebrado, y sin plata no hay nada que hacer en este mundo.

Se puede ser politólogo y funcionalista, tonto y con cierto poder mediático, pero para ser seguidor de Easton y su primigenia y abstracta teoría del Sistema político, hay que tratar de ser un poquito más serio. Usted, Sr. Serafino, será hijo de Chávez, pero también es nieto de Bernstein: usted no plantea nada nuevo a lo ya expuesto en Problemas del Socialismo, esa suerte de panfleto para ilusionistas que terminan emparentándolo con Podemos, Syriza y cuanto experimento de última hora desarrolla la socialdemocracia para aliviarle males al capitalismo.

Ustedes, Sr. Serafino, son progresistas en tanto plantean reivindicaciones democráticas generales anheladas por nuestro pueblo, pero son reaccionarios porque luchan desesperadamente por mantener su condición pequeñoburguesa. Mientras existía renta para distribuir no había problema, pero ahora ustedes no están dispuestos a que el proletariado dé un paso al frente políticamente y los desplace (por traidores e ineficientes) en la conducción política.

En ustedes, Sr. Serafino, “las buenas intenciones de ser socialistas no excluyen la esencia democrático-burguesa” que respiran cada segundo.

Usted plantea que la “izquierda” no pisa la realidad. Su problema es la concepción de la realidad que posee: “es propio de los señoritos liberales o de los pequeños propietarios (pequeñoburgueses) atrasados 'soñar' con 'otra' vía del socialismo que no sea el desarrollo sucesivo del capitalismo, la gran producción mecanizada. Estos sueños, con los que embotan hasta hoy sus sentidos los populistas de izquierda, reflejan únicamente el atraso (el reaccionarismo) y la impotencia de la pequeña burguesía” (Lenin, 1914: El Populismo de izquierda y el Marxismo). Vuestras ilusiones se dieron este año con el gran golpe de la crisis general del capitalismo que se debate, al igual que a finales de la Segunda Guerra Mundial y a comienzos de los 70´s, con la necesidad de cambios para sobrevivir. Sus ilusiones no llegaban para soñar con tanto y ahora se ven impotentes.

Su “crítica” a la “izquierda” desnuda su carácter de clase, expone el carácter reaccionario de su pensamiento y desnuda la nueva estrategia política de la cual es usted un simple pleonasmo lanzado para advertir respuestas.

Los comunistas venezolanos seguiremos planteando “la necesidad de revertir las políticas liberales que sólo sirven a los intereses de la burguesía, llevando a la destrucción del salario y de las prestaciones sociales, a liquidar conquistas contractuales, a producir despidos ilegales e injustificados (…) a flexibilizar y precarizar las relaciones de trabajo, a criminalizar las luchas obreras y populares, a debilitar los derechos a la libertad sindical, negociación colectiva y huelga, debilitando en extremo las capacidades defensivas de los trabajadores frente a los ataques patronales” (PCV, 1º de mayo del 2020). Seguiremos planteando que las políticas relativas a la producción, precios y salarios ni han servido ni servirán a la economía real del país y sólo benefician a los márgenes de acumulación capitalista entre los grupos burgueses... con los cuales ustedes alcanzan “equilibrios de poder”.

El pensamiento oportunista que su persona adelanta demuestra la necesidad de reagrupar fuerzas, de confrontar y deslindar con quienes, como usted, sacan del armario el arsenal reaccionario y lo exhiben ante la burguesía y el imperialismo en función de mantener una ilusión y de que les den permiso para seguir cometiendo exabruptos.

La “izquierda” seguirá empeñada en luchar con los trabajadores y tomar el poder con ellos. La “izquierda” seguirá trabajando para reagrupar fuerzas en una unidad revolucionaria obrera, campesina, comunera y popular. Desde la “izquierda”, señores oportunistas, seguiremos trabajando por una amplia alianza patriótica que nos permita derrotar la agresión imperialista.

No nos da prurito que nos califiquen de “izquierda”; jamás seremos oportunistas y mucho menos traidores al Socialismo. Nosotros sí tenemos principios, Sr. Serafino, y con ellos no tranzamos; ustedes, que no saben lo que eso significa, sigan extraviados en sus ilusiones oníricas.


2 comentarios:

  1. Desde el Gobierno Revolucionario, tiene que escucharse a otros sectores de izquierda y producir los cambios urgentes y necesario cambio en la política económica que dinamise el sector de la producción y una férrea política monenetaria y lucha frontal contra la Especulación y un ataque certero al flagelo de la corrupción sin distingo alguno por la salud ética y moral de la República. Lcdo. Claudio Betancourt.

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