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viernes, 1 de mayo de 2020

La UCAB y el deterioro de la UCV

Werther Saldoval,
ÚN, 1-5-20.

Periodista Werther Sandoval
En el negocio de la educación universitaria es histórica la estrategia empleada por la jerarquía de la Iglesia Católica, orientada a causar el deterioro real y virtual de la universidad pública, con el propósito de sustraerle docentes y abultar sus cajas con lucrativas mensualidades.

La Iglesia siempre ha mantenido entre sus propósitos desprestigiar a la universidad pública y laica, en principio para crear y luego para enaltecer y hacer necesaria y rentable la educación católica, en especial la Universidad Católica Andrés Bello, UCAB. Basta leer los medios impresos La Religión y la revista SIC, ambos de la Iglesia Católica; y El Gráfico, de Copei, antes y después de la intervención de la Universidad Central de Venezuela acometida por la Junta Militar de Gobierno, en octubre de 1951.

La acechanza en contra de la UCV era de tal magnitud que uno de los artículos de la revista SIC (Nro 153, 1951), descargaba, en plena Guerra Fría, a sabiendas del anticomunismo macarthista de la Junta Militar de Gobierno, su furia conservadora contra un certamen de belleza entre muchachas universitarias.

Las elecciones de Reinas Estudiantiles caldearon de nuevo el ambiente universitario...Los grupos marxistas revivieron otras épocas anunciando en sus consignas puntos de vistas contrarios, no solo a los intereses políticos de opuestos, sino también a los mismos ideales religiosos...”, apunta SIC.

En otro de los muchos artículos de su obsesivo odio contra el Estado Docente y apologéticos a la educación privada católica, titulado Universidad Católica”, (SIC, Nro. 139, 1951), apunta: “...Venezuela ha quedado a la zaga en el aspecto de la cultura cristiana...aquí, en América, donde se registra una espléndida floración de universidades católicas...Todo parece que lo está pidiendo: la opinión pública, la tradición de nuestro pueblo, la misma crisis de la universidad oficial”.

La profesora de la UCV, Eleonora Rodríguez, autora del texto La Intervención de la Universidad Central de Venezuela en 1951, afirma que el resultado de esta y otras campañas de medios por parte de la Iglesia, en plena Guerra Fría, tenía el propósito de crear una opinión pública que justificara la necesidad de la educación universitaria privada y católica.

Tanto fue el ataque contra la UCV, que el 5 de agosto de 1953 se promulgó la Ley de Universidades Nacionales, que dio base al Reglamento Orgánico de Universidades Privadas, dictado el 23 de agosto de ese mismo año, el cual “...abrió las puertas por primera vez al sector privado en la educación superior y dio fundamento para la creación –ese mismo año- de las universidades Católica Andrés Bello y Santa María”.

En otras palabras, para vencer la tradicional resistencia de los gobiernos a no favorecer ninguna religión en particular e inclinar la opinión pública a favor de la educación privada y católica, la iglesia y su dirigencia educativa usaron su apoyo soterrado a la Junta Militar para desatar una campaña de desprestigio contra la Universidad Central de Venezuela, que abonara un mercado de docentes y estudiantes para la UCAB y Santa María. Tanto así, que en el año de la intervención de la UCV, 1951, se funda la Asociación Venezolana para la Educación Católica, AVEC.

En tiempo presente, el intencional desprestigio se mantiene, bajo otras modalidades. Para beneficio de la educación privada, el reiterado y miope y frustrado uso de los paros universitarios como estrategia central de lucha, y sus conquistas de deprimentes salarios profesorales, solo han servido para que muchos docentes dobleguen su cultura de educación pública, gratuita y autonómica, ante el supuesto prestigio, impropiamente logrado, de las universidades católicas y privadas.

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