Prensa PCV,
03-04-2020
De nuevo se cierne sobre los pueblos que resisten o enfrentan la opresión del capital, que defienden su soberanía e independencia, y contra la humanidad toda, la amenaza de nuevas guerras de agresión imperialista, guerras de saqueo y rapiña, guerras para el reacomodo de las correlaciones de fuerzas, guerras para imponer un nuevo reparto del mundo en interés de las grandes corporaciones transnacionales e intentar resolver las contradicciones interimperialistas e intercapitalistas, descargando el peso de la crisis sistémica del caduco modo de producción capitalista sobre los hombros de la clase obrera y los pueblos del mundo. No ven otra opción para mantener la dictadura del capital sobre las amplias masas que se rebelan, que instaurar el fascismo supremacista estadounidense a nivel mundial. «Socialismo o barbarie», decimos con Rosa Luxemburgo.
Este es el carácter y razón de la agresión multifacética, sistemática y sostenida que, en el marco de la concepción de guerra no convencional, vienen ejecutando el imperialismo estadounidense y sus aliados europeos –junto a sus títeres de la ultraderecha latinoamericana y local– contra el pueblo y el Gobierno venezolano, encabezado por su presidente legítimo, Nicolás Maduro Moros.
Para los monopolios estadounidenses y su Gobierno encabezado por Trump, controlar Venezuela es un objetivo estratégico para cumplir sus fines de recomposición de la dominación continental y mundial, robarse nuestras inmensas riquezas naturales a fin de apuntalar y controlar las condiciones materiales necesarias en sus planes guerreristas contra Rusia, Irán y China, al tiempo de liquidar el papel de articulador y promotor de la resistencia antiimperialista que viene cumpliendo el Gobierno bolivariano desde el primer período del presidente Chávez.
Como consecuencia de las sucesivas derrotas de las diversas variantes del plan desestabilizador imperialista, encomendado por el gobierno estadounidense a su títere Juan Guaidó y a las corrientes de la ultraderecha fascista en Venezuela y Colombia, uno de cuyos hechos más significativos lo constituyó la pública fractura de la oposición interna, que, a su vez, condujo el 5 de enero de 2020 a la pérdida de la Presidencia de la Asamblea Nacional en desacato, el Gobierno de Trump urdió durante la más reciente gira exterior de Guaidó un plan de escalamiento de la agresión contra Venezuela. Este nuevo intento fue severamente golpeado con la caída en Colombia de las armas de los grupos narco-terroristas a cargo de Clíver Alcalá Cordones, lo que llevó al desenmascaramiento y fracaso de la operación dirigida a internar mercenarios en el territorio nacional y crear un estado de violencia interna con el asesinato de cuadros del proceso, la realización de acciones directas de falsa bandera contra la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) y provocaciones que justificasen la agresión abierta desde la frontera colombiana.
En el contexto de la pandemia del nuevo coronavirus, las fuerzas reaccionarias previeron, equivocadamente, que el Gobierno venezolano perdería el control sanitario del país, y creyeron que se darían condiciones para el cambio inconstitucional de gobierno, que, de lograrse, reposicionaría la candidatura de Trump de cara a las elecciones presidenciales de EEUU y les colocaría en posición ventajosa en la confrontación en desarrollo por el dominio mundial.
De ahí el escalamiento de las acciones de provocación e injerencismo del imperialismo estadounidense y sus aliados europeos contra Venezuela, que se expresa en la acción del Fiscal General de EEUU en nombre del Departamento de Justicia el pasado 26 de marzo, anunciando la decisión de enjuiciar a altos dirigentes del Gobierno venezolano incluyendo al Presidente de la República, y poner precio por su captura o información que conduzca a ésta, sobre la base de un expediente con acusaciones de supuesto narcotráfico que, a todas luces, configura un nuevo falso positivo del plan imperialista.
A estas provocaciones y agresiones se suma la presentación por el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, del mal llamado «Marco para la transición democrática en Venezuela», plan que pasa por alto todas las convenciones del Derecho Internacional, viola la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela e intenta fracturar la unidad de las fuerzas patrióticas y la institucionalidad de los poderes públicos del Estado venezolano, a la vez que constituye un llamado a la FANB a ejecutar un golpe de Estado e imponer con la figura de «Consejo de Estado» un gobierno títere al servicio de los intereses imperialistas.
Es un descarado chantaje al pueblo y Gobierno de Venezuela. Es una exigencia de rendición sin condiciones y de postración ante la soberbia y el dominio imperialista. El texto señala que, de acceder el Gobierno a las exigencias y condiciones que demanda Trump, serían levantadas a un conjunto de funcionarios de los poderes Ejecutivo, Judicial, Moral, Electoral y Legislativo del Estado venezolano, las medidas coercitivas unilaterales impuestas por el Departamento del Tesoro de EEUU, bajo acusaciones de supuestos delitos de narcotráfico y corrupción, dejando en claro entonces que las mal llamadas «sanciones» son en realidad un inaceptable y condenable método de extorsión política.
La movilización de fuerzas navales estadounidenses en las cercanías del espacio marítimo soberano de Venezuela, significa en la práctica la imposición de un bloqueo naval para reforzar el aislamiento de Cuba y Venezuela e impedir el ingreso de alimentos, medicinas y materias primas para atender las necesidades básicas de la población y la producción, y para enfrentar con éxito la Covid-19. Simultáneamente se realizan ejercicios conjuntos de las fuerzas militares de Colombia con tropas especiales estadounidenses en la alta Guajira colombiana y en Cartagena.
Esta agresión multifacética, sistemática y sostenida del imperialismo estadounidense alcanza una peligrosa escalada política, económica, militar y diplomática que puede ser considerada una intención de genocidio al querer agravar la conflictividad y la violencia en Venezuela en medio de la pandemia del nuevo coronavirus. Sus objetivos inmediatos son imponer un estado de temor y desasosiego generalizado; promover el desabastecimiento con el bloqueo naval y terrestre; cuestionar, debilitar y romper las medidas de prevención adoptadas por el Gobierno para contener la expansión del nuevo coronavirus; ejecutar acciones de sabotaje y violencia terrorista; hasta degenerar en la caotización de la vida social que lleve al país a una especie de guerra civil o situación de ingobernabilidad generalizada, que a su vez sirva para armar y justificar la intervención falsamente «humanitaria» de las fuerzas militares extranjeras imperialistas en Venezuela.
Venezuela es un país libre, soberano, independiente y democrático, que no acepta ni aceptará jamás tutelaje alguno, de ningún gobierno extranjero, por lo que el Partido Comunista de Venezuela (PCV) y la Juventud Comunista de Venezuela (JCV) denunciamos, condenamos y repudiamos el conjunto de acciones injerencistas del Gobierno de Estados Unidos contra nuestro país, y convocamos a todo el pueblo a la defensa intransigente de la soberanía, la independencia e integridad territorial de Venezuela ante cualquier agresión imperialista.
Ante esta realidad de profundización de la confrontación de clases a nivel mundial y agudización de las contradicciones entre la nación venezolana y el imperialismo estadounidense y sus aliados europeos, el PCV reitera y reafirma que es momento para impulsar con mayor conciencia, fuerza y urgencia la más amplia alianza patriótica y la unidad revolucionaria obrero-campesina, comunera y popular, frente al enemigo principal: el imperialismo estadounidense. Si el Gran Polo Patriótico «Simón Bolívar» (GPPSB) no es capaz, como hasta ahora no lo ha sido, de asumir esta responsabilidad e iniciativa, el PCV se propone promover junto a otras organizaciones sociales y polític
Se nos plantean inmensos y novedosos retos para el ejercicio de la acción política y revolucionaria de masas en las condiciones de cuarentena por el nuevo coronavirus y posteriores a ésta, frente a una realidad que ha dejado patente ante la clase trabajadora (la cual ha asumido con heroicidad la responsabilidad de salvar vidas, alimentar y transportar la ciudadanía, mantener los diversos espacios, entre muchas otras funciones) y ante los pueblos del mundo, el agotamiento del modo de producción capitalista y ha colocado a la orden del día la necesidad histórica de su superación revolucionaria. Pero esto sólo será posible derrocando el dominio burgués, sustituyendo el viejo Estado y sus caducas instituciones; en fin, construyendo el nuevo modo de producción socialista-comunista, para lo cual es imprescindible contar con un poderoso instrumento político de clase, el Partido Comunista, que impulse y aporte en la construcción de la unidad revolucionaria obrera-campesina, comunera y popular, a fin de acumular fuerzas hasta cambiar la actual correlación en favor de una salida revolucionaria a la crisis del capitalismo dependiente y rentista venezolano.
Sigamos cumpliendo a cabalidad la cuarentena sin bajar nuestras banderas de lucha, sin dejar de articular el movimiento y afianzar los lazos de solidaridad; ejerciendo vigilancia revolucionaria sobre todos los procesos y exigiendo el respeto de los derechos de la clase trabajadora, del campesinado, de todos los sectores populares; fortaleciendo nuestras relaciones con los partidos comunistas y obreros del mundo, al igual que con la Federación Sindical Mundial (FSM), la Federación Mundial de las Juventudes Democráticas (FMJD), la Federación Democrática Internacional de Mujeres (FDIM) y el Consejo Mundial de la Paz (CMP), a quienes agradecemos su inmensa solidaridad con el pueblo venezolano y el PCV; empujando la creación del frente antiimperialista mundial e impulsando la lucha por la paz; demandando el levantamiento de todos los bloqueos y «sanciones» imperialistas.
Nuestro saludo y agradecimiento a los pueblos y gobiernos de Cuba y China por su solidaridad, y por ser en la actualidad la esperanza y la vanguardia de la humanidad frente a la pandemia del coronavirus. Es justo reconocer y agradecer también la colaboración y asistencia de Rusia en la actual coyuntura.
A seguir luchando y venciendo contra el imperialismo, el sionismo y la reacción, por la liberación nacional y el socialismo-comunismo.
Secretariado del Buró Político del Comité Central del PCV
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